miércoles, 29 de agosto de 2012

A la roza



El fuego, con su inquieta arquitectura,
cambia el sueño que sueña en cada roza,
convierte en sol la lágrima en la poza
y a cada instante inventa su figura.

A pura fuerza en combustión rotura
hambrientos surcos donde el hombre ösa
romper la inercia de eso que reposa,
blandiendo arados, mazos y bravura.

Fuego secreto de mi humana hechura
que esfuerzo vertical viril rebosa:
te invoco en cada madrugada oscura.

El fuego que la mente me desbroza
se extingue en voluntad de arquitectura:
muere, mas deja una perfecta rosa.

(Extraído de La inocencia de la carne)

viernes, 14 de mayo de 2010

Esto no es literatura


Dador de la vida,
te doy gracias.

No sólo por la vida
y el milagro de la noche luminosa,
aún más por mi familia.
¿Habrá terminado la espera?
Y sin embargo aún me froto
contra las ramas.

No sólo cambio de piel.
Creo saber que mis colmillos,
después de todo, 
no están rotos.
Por el triunfo del amor
te doy gracias,
Dador de la vida.


sábado, 6 de febrero de 2010

Espejo segundo




























El niño jugaba con el lodo recién descubierto,
que era las palabras.

El joven tuvo un gusto extraño
por palabras que sonaban a incendio.

El hombre bebió las ideas
de esos modernos literatos
hasta el asco.

¡No te permitas el engaño!
¡Deja ya de buscar ese espejismo
al que tan pomposamente llaman
La Originalidad!

Busca un modelo superior
y amóldate.

Y pide acaso a la pobre literatura
(a la que llaman hoy así los descreídos)
te recuerde lo siguiente:
“Ésta no es nuestra casa.”

No le pidas más,
porque sólo hallarás decepciones.

jueves, 4 de febrero de 2010

Espejo primero




Cuando miro la lluvia
caer con orden perfecto
en este espejo del mundo,
recuerdo a un hombre que decía:
“Al mirar los ojos de mi amada
sin que ella me perciba
tengo un corazón en llamas
–sí, mas purificado por la lluvia.”

Sin embargo, casi siempre
era el hombre que al hablar
palabras de ocio
hacía de cada ademán
un escudo de armas
minuciosamente explicado,
como si en verdad
nunca fuera a morir.

La memoria,
cuando no es del corazón,
es bien mezquina.

¡Qué desperdicio
y qué lamento inútil en los labios!:
llegar a viejos
sin que jamás llegáramos a sabios.

martes, 26 de agosto de 2008

Sobre El misterio de las catedrales




El misterio de las catedrales
Fulcanelli
Plaza & Janés, Barcelona, 1970 (Rotativa)
206 pp
10 x 18 cm
Pasta dura, cosido y pegado.


Una y otra vez me he convencido de que no tiene caso volver a un texto cuyo lenguaje técnico no entiendo y cuyos procedimientos no soy capaz de aplicar.
Durante, por lo menos, diez años, y apoyándome en otras lecturas, he concluido que la Alquimia no es un camino que pueda recorrer.
¿Influye en esta Obra la posición geográfica del buscador? ¡Al contrario de Europa, aquí predomina el movimiento Levógiro! A esto se suma el capital en tiempo y bienes necesarios para dedicarse a tan noble Arte.
Entonces, ¿por qué aún me es tan atrayente el lenguaje, aun traducido, de Fulcanelli? ¿Cuál misterio hace que un profano como yo sea seducido cada vez con los poderosos símbolos que nos imprime a fuego el Maestro?
A los adeptos quizá sirvan las claves que desvela, a fuerza de tesón. A los profanos, apenas nos sirve para, en un momento de lucidez tan breve como un destello, intuir que tras sus palabras sobrias anida una verdad superior. Éste podría ser todo el efecto perdido con la transformación de la liturgia latina; efecto simple pero prodigioso.
Acaso sea sólo que cuando leí por primera vez El misterio..., mis ojos miraban aún sin tantos vicios, mezquindades y culpas que se adquieren con la vida adulta, en estos tiempos oscuros, en esta Edad Plúmbea de mercachifles y profetas improvisados, de artistuchos frívolos por convicción, de palabras y hechos desechables.
Tuve la esperanza de aplicar a mi oficio la parte asequible a mi capacidad: trabajo, amor, paciencia, perseverancia, cuidado en las formas. Y son estas cualidades las que combate inmisericorde la nueva manera de editar, impuesta por instituciones deformes, que no es ni la prisa controlada del periódico ni el esfuerzo de largo aliento que implica el pastoreo del libro en sí.
Sólo la tendencia a lo tradicional puede apartarme del abismo.

jueves, 21 de junio de 2007

LOS FABULOSOS NÚMEROS 1 (2)

Karmatron y los Transformables

Lo primero que me alegró fue ver que ahora tiene formato de cómic y no media carta, como al principio, ni ese formato extraño de Ka-Boom, el comic; lo cual da gran flexibilidad a la narrativa visual en las 32 páginas que lo constituyen. El papel es de buena calidad y permite apreciar los terminados.

El autor, Óscar Gonález Loyo, ha recurrido a los avances tecnológicos para crear efectos que enriquecen la parte gráfica: cuenta con color y efectos digitales, como los difuminados que refuerzan la diferencia entre planos. El diseño de la armadura es más imponente y se aleja bastante de la primera versión. La Serpiente Kundalini ahora es muy parecida a las de algunos monumentos arqueológicos de México. Por su parte, la imagen de los Guerreros Estelares (Titán, Acuarius, Estelaris y Unicornio) no ha cambiado sustancialmente, pero el manejo de los detalles es más generoso.

El argumento de la primera aventura es ya conocido por quienes llevamos un tiempo con Karmatron como parte de nuestras vidas: nos habla de Zacek, un personaje de la raza zuyua que adquiere poderes superiores a los humanos, no por accidente ni por ambición, sino gracias a sus logros espirituales. Así, es capaz de convertirse en Karmatron y combatir al mal, representado por Asura y su ejército que pretende dominar el cosmos. La primera misión de Zacek será llevar a un lugar seguro a la raza zuyua, cuyo planeta es destruido por el ejército metnalita. La información sobre los chakras o centros de energía (cuya cantidad en la tradición hindú es de siete, pero que varía de cultura en cultura) se desgrana con naturalidad a lo largo del texto, las imágenes no adornan sino realmente refuerzan la explicación.

La sección “Hablando de cómics con…” es realmente interesante. En el número 3 consta de una entrevista con John Buscema Sr. y John Buscema Jr., donde ambos dibujantes dan consejos importantes a los nuevos valores: el historietista ha de ser culto, el trabajo constante es la única manera no sólo de triunfar, sino de no ser desplazado, y la humildad es indispensable para quien quiere aprender.

El “Correo Karmatron” es un testimonio de algo que casi siempre pierden de vista aquellos que se consideran “artistas”: la responsabilidad del creador ante su público. Si todo aquello que consideramos nuestra obra y que será publicado llegará a las manos de alguien, tendrá un efecto sobre esa persona. Gonázlez Loyo es consciente de esto, al grado de que ha tomado lo mejor de ciertas tradiciones, ciertos libros, ciertos símbolos, influencias que sin embargo (por prudencia, quiero creer), omite mencionar abiertamente.

El carácter combativo sigue presente en su obra. Si en los años 70 se burlaba del materialismo histórico, ahora su crítica cae sobre el pesimismo mostrado en Operación Bolívar, de Edgar Clément y Buba, de Ricardo Peláez. ¿Será cita textual el comentario de Roby, el robot, acerca de que el conocimiento interno y la quietud mental son “tonterías e infantilismos ridículos de bajo nivel para alguien adulto."?

He seguido la trayectoria de Óscar desde el tiempo en que su dibujo era rudo y el protagonista se llamaba Alfa; fungían como sus maestros el pequeño saurio Mukti, el supercomputador Avidya, el ave Garuda; un oso llamado Dharma, un mago quien le ayudaba a adquirir conocimiento esotérico, y un tigre, quien lo instruía en artes marciales. ¿Qué habrá pasado con esos personajes? Quisiéramos verlos de nuevo y también ver concretados los proyectos de Saskunah el maya y El mundo de Gnani.
Óscar fue de los primeros historietistas en confrontar diferentes personajes y estilos de dibujo en una sola revista, pues Karmatron enfrentó a Destrúktor, que tenía su propia serie, además de a Intercepto y Arela, de Carlos Tron estos últimos. Me pregunto si algún día podremos ver los siguientes crossovers: Karmatron vs. Kalimán, Karmatron vs. Blue Demon, Karmatron vs. Santo, y Karmatrón y Garab Yidam. Estoy convencido de que el cómic nacional saldría ganando.

martes, 24 de abril de 2007

ASUNTO DE FE



Yo, Hacedor de lluvia,
vierto mis brazos
como dos columnas;
acuno, mano extendida,
los brotes deslumbrantes
de mis fértiles hijas.

Son gotas
que han llegado tiritando
las semilla laboriosa
que a todo ser sustenta.

Por mí las calles
son purificadas,
y hago a los niños
mirar tras la ventana
un ejército de barcos
que vienen de la duda.

Los amantes saben de mí
cuando el agua
les cae sobre los besos
y ellos, inmutables,
exhalan neblina
de lejanos vuelos.

Conozco los salmos
de los peces ciegos
y sé de los letargos
que suben a la tierra
cuando el sol se sume
con un adormecido chapoteo.

A un golpe de mi pie
los sauces rompen
la necedad de un asfalto enfurecido,
y paso
como un imperceptible sacerdote
y lo miro todo
como un mapa celeste
de lo más querido.


(Publicado originalmente en "Falso tratado del amor no cortés", Ediciones Papeles Privados, México, 2004)