martes, 24 de abril de 2007
ASUNTO DE FE
Yo, Hacedor de lluvia,
vierto mis brazos
como dos columnas;
acuno, mano extendida,
los brotes deslumbrantes
de mis fértiles hijas.
Son gotas
que han llegado tiritando
las semilla laboriosa
que a todo ser sustenta.
Por mí las calles
son purificadas,
y hago a los niños
mirar tras la ventana
un ejército de barcos
que vienen de la duda.
Los amantes saben de mí
cuando el agua
les cae sobre los besos
y ellos, inmutables,
exhalan neblina
de lejanos vuelos.
Conozco los salmos
de los peces ciegos
y sé de los letargos
que suben a la tierra
cuando el sol se sume
con un adormecido chapoteo.
A un golpe de mi pie
los sauces rompen
la necedad de un asfalto enfurecido,
y paso
como un imperceptible sacerdote
y lo miro todo
como un mapa celeste
de lo más querido.
(Publicado originalmente en "Falso tratado del amor no cortés", Ediciones Papeles Privados, México, 2004)
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